Una candidatura cuesta mucho dinero
El último de estos partidos en atravesar por la misma experiencia, aparentemente sin evaluar lo ocurrido dentro del PRSC y en el PRD, ha sido el de
Los partidos políticos asumieron el modelo norteamericano –o por lo menos así parece ser y en cierta ocasión el difunto Peña Gómez lo declaró- de escoger sus candidatos mediante las llamadas primarias o convenciones abiertas, masivas, y en dos fases, una de las cuales con el desarrollo de una precampaña nacional para las precandidaturas y una segunda fase para el proceso de las candidaturas y el aprovechamiento de la campaña oficial, aquella cuyo tiempo es establecida por
El primer grupo político en comportarse mediante el esquema “liberal”, dejando sus puertas abiertas al público para que el pueblo participe de sus precandidaturas y elección de sus candidatos fue el Partido Reformista Social Cristiano, cuando el desaparecido Jacinto Peynado decidió, junto a otros empresarios, optar por la senaduría del Distrito Nacional, con obvia aspiraciones presidenciales, y estableció “los cuarteles”, como llamó a las oficinas o locales barriales.
Le siguió el PRD, con argumentos suficientes para convencer a la sociedad de su inclinación por el estilo de los partidos estadounidenses, y el primero de los defectos visibles fue la desaparición de sus comités zonales y el surgimiento de grupos internos, que convirtieron a este partido en una federación de facciones, con sus líderes y sus estructuras independientes, y representados en la comisión política nacional , de tal manera que el doctor Peña Gómez, viéndose totalmente fuera, organizó el Bloque Institucional Socialdemócrata, hoy un partido heredado por unos de sus hijos.,
El último de estos partidos en atravesar por la misma experiencia, aparentemente sin evaluar lo ocurrido dentro del PRSC y en el PRD, ha sido el de
Y lo peor de todo es que todo aquel que aspira a una candidatura, aunque sea a regidor, tiene que tener una saco lleno de dinero porque fracasa si carece de recursos, independientemente de sus cualidades o de su popularidad sectorial y territorial. La primera de estas situaciones se observó en el PRSC, y se legalizó cuando se informó que todo aquel que quería aspirar tenía que inscribir su precandidatura, con un costo preestablecido y la candidatura, tenía otro costo. Hoy no recuerdo las cifras, lamentablemente, pero si revisamos los diarios de la época (quizás a finales de los ochenta o principio de los noventa), encontraremos datos suficientes.
Aún es gratis inscribirse en el PLD pero el financiamiento de una candidatura corre por cuenta propia, por lo menos en su mayor parte. Tal vez los partidos se dinamizaron y logaron, sin dudas, envolver a la población y a los medios de comunicación en la intensidad de elección de precandidatos y candidatos, a tal modo que cualquier ciudadano discutía en la calle sobre la virtud y defectos de cualquiera aspirante a un puesto municipal, en el congreso o para la presidencia de